Post desubicado
Ayer quería ir a escuchar a un amigo que iba a tocar por primera vez con su nueva baterista. Me animaba la idea porque aunque él no demostraba mucho entusiasmo, sabía que estaba contento. No pude ir porque una amiga en aprietos necesitaba al comando madrugador prepara maquetas. Así que estuvimos cortando cartón y madera balsa, hasta la 1 yo, hasta las 3 ellas.
Entonces tuve que dejarlas, tomar mi bicicleta y llegar a la fiesta en la que había prometido poner música un rato. Al parecer la gente se había quedado sin dinero luego de pagar la entrada, y no habían bebido mucho. El ambiente era extrañísimo, las personas bailaban como si les pesaran los pies, y la mayoría no lo hacía.
Yo ya había pensado qué canciones pondría, pero de pronto nada parecía funcionar. Sólo querían bailar canciones conocidas, una tras otra, las que siempre suenan en el lugar en cuestión o en otros lugares limeños. Me empecé a sentir muy desubicada, no porque quisier poner cosas "raras", si no porque no veía a nadie divirtiéndose. La gente bailaba las canciones más típicamente toneras no porque en serio les divertían, si no porque eran cómodas para sus cuerpos. Porque podían controlar sus movimientos en relación a lo que escuchaban y había menos posibilidad de sentirse inseguros o verse ridículos, lo cual, ya que no se había bebido mucho, era inadmisible.
Las palabras "raras"/"conocidas"/"desconocidas"/ pueden prestarse a mal interpretaciones o a dárseles demasiada importancia, pero espero que esto no ocurra, porque lo importante de este post no es la erudicción musical, o la dicotomía caleta-pacharaco. En realidad lo que me pasó es que poniendo música, me puse triste. Y eso es totalmente lo opuesto a lo que debe ocurrirle a alguien que está poniendo música para los demás. Además no era una tristeza profunda, era sólo esa especie de pequeño vacío que viene cuando no tienes UN problema, pero TODO parece estar un poquito retorcido alrededor. Nunca me había pasado algo así, pero es que ayer no estaban bailando mis amigos. No sólo no estaban los amigos con los que compartimos gustos musicales o himnos nocturnos; no había alguien que se pusiera feliz con una canción y que libere a su cuerpo hacia la desobediencia total. Los movimientos estaban programados para los hits previsibles, las sorpresas eran recibidas con indiferencia, y yo no quería escuchar por los parlantes mis canciones favoritas si no iban a ser bien aprovechadas. Desperdiciar canciones preferidas es imperdonable!
Entonces me fuí. Averigué a dónde habían ido mis amigos luego del concierto, y me dirigí hacia allá en bicicleta.
Manejaba con algo de pena, pero lo único que quería era llegar a un lugar donde me sintiera ubicada.
Escuchaba Fangoria en el discman y era perfecto para ir por las calles vacías de las 2:30 de la madrugada. Pasaban algunos carros, habían algunos guachimanes medio dormidos en sus silletitas...Cuando estaba por llegar a Barranco, justo a punto de cruzar el puente, sentí algo de temor por la oscuridad, pero me dió alegría cuando pasaron junto a mí un chico que llevaba en su bicicleta a una chica comiendo un helado.
Luego llegué a la casa de Víctor: la música que sonaba era horrible, habían un par de parejas arrimadas bajo la escalera, junto a una peluca rubia, y yo me sentí bien.
Alan no dejaba de hablar de su concierto, baby P estaba super drogado y reía de todo. Un amigo más cachetón que de costumbre, otro muy ebrio y contento de verme. Luego todos en el cuarto de Víctor escuchando una conversación telefónica de lo más bizarra: un muchacho que casi no conozco le insistía a una chica: "Dime que me amas", "¿por qué no lo puedes decir".
Nos reíamos de eso y yo planeaba cómo robarle a Víctor su polo de Sid Vicious. Normalmente no me gustan los polos de los Pistols, tan repetitivos y carentes de expresión. Pero este estaba muy bueno, los colores explotaban, se salían del polo insolentes, como debería ser un polo de los sexypistolas.
Después de haberlos abrazado y de ver que estaban todos sanos y salvos, me empecé a sentir otra vez fuera de lugar. No había bebido ni fumado nada, no estaba eufórica ni conversadora, sólo tenía ganas de verlos en su alegría de madrugada y ya había tenido suficiente.
Manejé de vuelta a Miraflores, unos hombres me silbaron, en algún momento temí que de un carro salten unos encapuchados y me rapten, pero la mayor parte del tiempo, fuí la reina de las pistas, que estaban desiertas.
Pensé que finalmente me sentiría a gusto en mi cama, pero la verdadera comodidad le sentí hoy en la mañana, escuchando Fangoria, y barriendo.
Entonces tuve que dejarlas, tomar mi bicicleta y llegar a la fiesta en la que había prometido poner música un rato. Al parecer la gente se había quedado sin dinero luego de pagar la entrada, y no habían bebido mucho. El ambiente era extrañísimo, las personas bailaban como si les pesaran los pies, y la mayoría no lo hacía.
Yo ya había pensado qué canciones pondría, pero de pronto nada parecía funcionar. Sólo querían bailar canciones conocidas, una tras otra, las que siempre suenan en el lugar en cuestión o en otros lugares limeños. Me empecé a sentir muy desubicada, no porque quisier poner cosas "raras", si no porque no veía a nadie divirtiéndose. La gente bailaba las canciones más típicamente toneras no porque en serio les divertían, si no porque eran cómodas para sus cuerpos. Porque podían controlar sus movimientos en relación a lo que escuchaban y había menos posibilidad de sentirse inseguros o verse ridículos, lo cual, ya que no se había bebido mucho, era inadmisible.
Las palabras "raras"/"conocidas"/"desconocidas"/ pueden prestarse a mal interpretaciones o a dárseles demasiada importancia, pero espero que esto no ocurra, porque lo importante de este post no es la erudicción musical, o la dicotomía caleta-pacharaco. En realidad lo que me pasó es que poniendo música, me puse triste. Y eso es totalmente lo opuesto a lo que debe ocurrirle a alguien que está poniendo música para los demás. Además no era una tristeza profunda, era sólo esa especie de pequeño vacío que viene cuando no tienes UN problema, pero TODO parece estar un poquito retorcido alrededor. Nunca me había pasado algo así, pero es que ayer no estaban bailando mis amigos. No sólo no estaban los amigos con los que compartimos gustos musicales o himnos nocturnos; no había alguien que se pusiera feliz con una canción y que libere a su cuerpo hacia la desobediencia total. Los movimientos estaban programados para los hits previsibles, las sorpresas eran recibidas con indiferencia, y yo no quería escuchar por los parlantes mis canciones favoritas si no iban a ser bien aprovechadas. Desperdiciar canciones preferidas es imperdonable!
Entonces me fuí. Averigué a dónde habían ido mis amigos luego del concierto, y me dirigí hacia allá en bicicleta.
Manejaba con algo de pena, pero lo único que quería era llegar a un lugar donde me sintiera ubicada.
Escuchaba Fangoria en el discman y era perfecto para ir por las calles vacías de las 2:30 de la madrugada. Pasaban algunos carros, habían algunos guachimanes medio dormidos en sus silletitas...Cuando estaba por llegar a Barranco, justo a punto de cruzar el puente, sentí algo de temor por la oscuridad, pero me dió alegría cuando pasaron junto a mí un chico que llevaba en su bicicleta a una chica comiendo un helado.
Luego llegué a la casa de Víctor: la música que sonaba era horrible, habían un par de parejas arrimadas bajo la escalera, junto a una peluca rubia, y yo me sentí bien.
Alan no dejaba de hablar de su concierto, baby P estaba super drogado y reía de todo. Un amigo más cachetón que de costumbre, otro muy ebrio y contento de verme. Luego todos en el cuarto de Víctor escuchando una conversación telefónica de lo más bizarra: un muchacho que casi no conozco le insistía a una chica: "Dime que me amas", "¿por qué no lo puedes decir".
Nos reíamos de eso y yo planeaba cómo robarle a Víctor su polo de Sid Vicious. Normalmente no me gustan los polos de los Pistols, tan repetitivos y carentes de expresión. Pero este estaba muy bueno, los colores explotaban, se salían del polo insolentes, como debería ser un polo de los sexypistolas.
Después de haberlos abrazado y de ver que estaban todos sanos y salvos, me empecé a sentir otra vez fuera de lugar. No había bebido ni fumado nada, no estaba eufórica ni conversadora, sólo tenía ganas de verlos en su alegría de madrugada y ya había tenido suficiente.
Manejé de vuelta a Miraflores, unos hombres me silbaron, en algún momento temí que de un carro salten unos encapuchados y me rapten, pero la mayor parte del tiempo, fuí la reina de las pistas, que estaban desiertas.
Pensé que finalmente me sentiría a gusto en mi cama, pero la verdadera comodidad le sentí hoy en la mañana, escuchando Fangoria, y barriendo.
9 Comments:
At 6:39 a. m., ronsoco de oro said…
es verdad, hay momentos que son asi...se estiran interminablemente como si de chicle existencialista se tratara.
At 6:42 a. m., Anónimo said…
Ustedes deberian estar en el ultimo video de Franz Ferdinand, jajajajaja.
At 7:08 p. m., lucia said…
"¡chicle existencialista!"
eso resume perfectamente demasiadas cosas ¡eres un genio ronsoco!
poli tu link no conduce a nada...quiero ver tu blog...
(que curiosidad me da ahora el video de ferdinand)
At 4:41 p. m., Anónimo said…
Se nota que eres una chica alegre. No pierda la sonrisa
At 7:53 p. m., Anónimo said…
eres la reina de los colores y las estrellas!
At 12:01 p. m., Anónimo said…
bien desubicada mamitaaaaaaa ahhhhhh... UBICATE CARAJO!
At 1:58 p. m., Anónimo said…
Mi comentario debe llegar un poco tarde pero es que recién leo esto. Estuve en la fiesta que mencionas, desde muy temprano y me quedé hasta el final. Y al menos yo estuve toda la noche esperando que llegaras y pusieras música, harta como estaba de la música que estaba poniendo el otro dj. Y al menos yo bailé tu música con muchísimo gusto, aunque quizás sin tanto entusiasmo -es que no soy muy buena bailarina-, así que quizás ni cuenta te diste. Soy de las que le molesta mucho mucho que, en este tipo de sitios, cuando pasan música de la buena nadie parece percatarse y cuando se mueven al perreo la pista se llena (a mí personalmente no me gusta nada el perreo, aunque no tengo nada en contra de él; el asunto es que lo otro pase desapercibido, y que se pasen al perreo probablemente porque es gancho fácil para que la pista se llene). Complacer a los otros o complacerse a sí mismo, he ahí el dilema. Creo que optaste por complacerte a ti misma, completamente respetable, pero al hacerlo, creo también que olvidaste a los otros que, como yo, sí vivimos musicalmente (aunque no necesariamente se note) y hubiésemos salido detrás de ti cuando decidiste partir de ese sitio. Cuando te fuiste, la cosa se puso peor aún.
At 3:45 p. m., lucia said…
Oh! disculpa si pareció que opté por complacerme a mí misma. No fue tan así la verdad. Me parecían canciones disfrutables en general, y me alegra mucho que te hayas divertido, aunque como dices "no se notara". Es que el ambiente en general opacaba los entusiasmos como los tuyos. ¡Pero ya tendremos bailes mejores!!!
At 10:07 a. m., Anónimo said…
Pucha, un contacto algo colorido desde que leo el famoso ALocado Blog. Interesante. Ahora viendo este punto, tampoco la cosa que tendremos bailes mejores. Creo que debes observar mas bien el tipo de publico a quien le pones la musica para bailar en un recinto. Si son gente que no es muy entusiasmada en bailar cosas un poco fuera de lo comun en una fiesta/discoteca te recomendaria que utilizes la tecnica del Caballo de Troya, es decir, pon la musica que piensas que a ellos les gustaria bailar (desde perreo, la cancioncita tonera de moda hasta Carlos Vives) y despues algo de tus propios gustos (como Fangoria por ejemplo). Veras que entre lo conocido y lo desconocido puede salir un buen piqueo.
Suerte en la proxima DJ (cual es tu nombre de batalla en estas lides de dj?) y Saludos
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