Despidiéndonos de Colombia...

Nuestro último día en Colombia coincidió con la marcha por la paz y por la exigencia de devolución de cuerpos de los diputados asesinados. Convocada por la sociedad civil y luego por el presidente Uribe, en una jugada opotunista y mezquina que desmoralizó a nuestros amigos que querían participar, la marcha fue multitudinaria y paralizó a la ciudad a las 12:00 am, hora en que los carros empezaron a tocar bocinas como era acordado y las calles se llenaban de globos, papeles y camisetas blancas.
La oficina del periódico El Tiempo, ubicada en plena esquina del Bogotazo, vestido para la ocasión.
Espontáneo cartelito puesto en la vitrina de nuestra librería favorita, la Lerner.

Sticker pegado en semáforo. Aunque en las universidades estatales las expresiones anti Uribe abundaban, por el reciente problema del recorte de presupuesto, durante la marcha las manifestaciones opositoras eran casi inexistentes, haciendo parecer que la gente se sentía conforme con la forma en que se aprovechó de la situación. Aunque había bastante gente de acuerdo (abundaban los carteles que le exigían al gobierno que se "mantenga firme"), los jóvenes opositores con los que hablamos, estaban tan "mamados" de todo, que preferían excluirse de la discusión y la marcha en lugar de manifestar su posición, en una actitud que nos recordaba a la que nosotros heredamos del gobierno fujimontesinista.Días antes, al llegar a Bogotá, nos encontramos con que la Plaza Bolivar estaba inundada por impresiones de cartas de niños hechas para los secuestrados:Y justo antes de irnos, grabé este mensaje en el aeropuerto de El Dorado, en un descuido del guardián que prohibía ese tipo de registros: