Carteles colombianos











Los colombianos me sorprendieron con el modo tan directo y literal de escribir sus anuncios. Bastante prácticos, podías comer en "Masticando" y dos tiendas más allá, te sacabas las fotos para el carnet de identidad en "Carnetizando". En Bogotá almorzé un menú bastante malo en "Comamos algo" y en Medellín dejé mi ropa en la lavandería "Lava pues" (Ahí tienen que imaginarse el acento paisa del "pues" que lamentablemente aún no sé imitar bien).
Mis favoritos: "Aerofresas", una tienda de fresas que era una explosión visual en el aeropuerto (firme candidato a ser el nombre de la banda que algún día tendré), y "Copias y sentimientos" (que puede que lo robe para título de futuro fanzine, mejor imposible). Destacable también el cartel de la señorita Elena, creo que nunca había visto tan expuestos los motivos sentimentales de alguien para una venta. La "Corbatería virtual" hasta ahora es un enigma para mí, y estoy segura que el dueño de "La potencia del bolso" es un negociante realmente visionario. Lamentablemente no probé las "Arepas inteligentes", que quizá daban super poderes a sus adeptos y no llegué a fotografiar a las "Arepas Superdotadas", que no tenían lentes de mayor alcance si no busto generoso, eran algo perturbadoras.


La oficina del periódico El Tiempo, ubicada en plena esquina del Bogotazo, vestido para la ocasión.
Espontáneo cartelito puesto en la vitrina de nuestra librería favorita, la Lerner.
Días antes, al llegar a Bogotá, nos encontramos con que la Plaza Bolivar estaba inundada por impresiones de cartas de niños hechas para los secuestrados:

Y justo antes de irnos, grabé este mensaje en el aeropuerto de El Dorado, en un descuido del guardián que prohibía ese tipo de registros: