Te conocí en un bazar

entre cuadros, y revistas, camisetas, discos y jeans

|

miércoles, abril 09, 2008

Memoria Power Pop



El fin de semana pasado estuve en ciertas situaciones que me hicieron recordar experiencias del pasado cercano. Una fiesta a la que asistí el viernes y en la que puse música, me hizo recordar mucho los últimos años. Había sido testigo toda la semana del amor que pusieron estos amigos en planearla, pidiendo con mucha anticipación los sets lists, haciendo regalos para los asistentes, mandando mails, y divirtiéndose imaginando los outfits de la noche. Me hicieron pensar con nostalgia y cariño en un grupo de amigos que me salvó la vida durante el último ciclo de la universidad, en que estaba a punto de explotar de la impotencia, el aburrimiento y la depresión. Nos conectamos por compartir intereses comunes alrededor del cine, el video y la música y nuestra forma de conocernos fue justamente intercambiando todo lo posible, todo el tiempo. Nos reuníamos a ver películas, así fuera apretados en una cama frente a la pequeña pantalla de una lap top, arrimados en el piso, o a veces con más suerte, con algún proyector robado. Las computadoras estaban permanentemente bajando cosas y nosotros buscando escapes para los invariables puntos de baile limeños. Mi amistad con Rat y Deb nació en la discoteca Miami Beach, mientras reforzábamos nuestras ganas de que hubieran más cosas organizadas por chicas, más chicas djs, o simplemente menos "novias de". Así también pasó con Alan, Luis y Jd, con los que, aunque con menos frecuencia, seguimos compartiendo los nuevos descubrimientos. Ese grupo creció mucho y cambió bastante también, conocimos a los vagos, que nos pusieron sobrenombre también, y a mucha gente más. Surgió Electric Youth y desde entonces, realmente como una familia, nos reunimos, separamos, enamoramos y desenamoramos todo el tiempo. Pero desde entonces entre ellos está la gente con la que más disfruto bailar y a quienes más disfruto ver bailar. Así que fue un placer reencontrarme con el entusiasmo de zambullirme en música nueva para poner a moverse a la gente que quiero, que es algo que no hacía hace mucho.
Agradezco a estos chicos la sensación pre, durante y post fiesta, que me hicieron recordar esas energías y esa etapa en que toda la fuerza de 15 días puede concentrarse en estallar una sola noche. Y con eso basta, hasta que se inventa un motivo para planear la próxima.
Al día siguiente había un concierto con motivo de otro aniversario del autogolpe del 5 de abril. En medio del juicio a Fujimori, me parecía una ocasión imperdible para chismear en qué estaba la gente que iba. La selección de grupos era buena, pero finalmente quedó demostrado que esa era la única razón para asistir del público. Razones extrictamente musicales y cero conciencia acerca de lo que se estaba tratando de poner en discusión. El público de monocromáticos chiquillos que estuvo al comienzo, habitúes del centro y de rock en el parque, desapareció luego de corear a Diazepunk y a Aeropajitas. Y el público que se podía ver más típicamente barranquino, fue por Bareto, La Mente, y supongo que satisfizo su curiosidad al escuchar a unos alicaídos Destellos, si es que no los conocían aún, en una versión bastante más deslucida que la que debieron dar más tarde en su tradicional Club Amazonas, donde deben sentirse más a gusto hinchando el pecho con su corazoncito pro chino. No hubieron momentos estremecedores, como en los conciertos por la paz en Colombia, donde los jóvenes sienten bastante más hondo la coyuntura local, ni aunque sea una abstracta pero potente sensación de descontento en el aire como años atrás se sentía en el Campo de Marte, en el estadio de Miraflores o otros lugares donde se organizaron cosas parecidas en momentos que ahora se revelan tan distintos.
De ese día me quedo con el placer de ver a la bajista de Laurita Pacheco, ondeando su larguísimo pelo al compás del arpa, el baile con Jeni en el backstage y nuestro desconcierto al ampayar a la monstruo cortándose las uñas en medio de las canciones más toneras. La intromisión de un globo rojo en medio del pogo más punkeke y mi sorpresa ante la emoción que aún me transmiten algunas canciones de Aeropajitas en vivo, pogueadas con los amigos, a pesar de las sayonaras y los dedos pisoteados, que creo que fueron la sensación más cercana que tuve esa noche a la uoouoouooouooo...Resistencia!.
 
Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com