Ahorita es el 4
Mi papá me acaba de enviar este artículo. Buenísimo como síntesis de lo que ocurre con un punto de vista de fuera muy interesante por la comparación con la campaña pro Bush. Y además me parece importante por el modo en que las cifras publicadas esta semana revelan una diferencia de más o menos 6 puntos en favor a Humala en el voto escondido (revelado a través de simulacros de votación), que muestran como la feroz y denigrante campaña pro Alan ha logrado hacer sentir avergonzado e inseguro al electorado nacionalista. Me imagino que para muchos, sobre todo en Lima, debe ser difícil expresar con convicción ante un encuestador esa opción luego de haber sido llamados "ignorantes, inconcientes, vengativos, resentidos" y haber convertido a la otra en ejemplo de democracia y civilización.
(Para otros artículos e intercambiar puntos de vista, está
yatengoelpoder.blogspot.com)
VOTAREMOS POR HUMALA, Y NO ES UN VOTO ESCONDIDO
Eduardo González Viaña (*)
En los Estados Unidos, los dos problemas más feroces de hoy son la posibilidad de una bancarrota y la certeza de que todos los días muere gente en una guerra sin motivos. Si ese hubiera sido el tema a discutir en las últimas elecciones presidenciales, el señor Bush estaría hoy en su rancho de Texas bebiendo una cerveza melancólica.
Sin embargo, los ricos beneficiados por la exención de impuestos y un frente religioso fundamentalista manipularon la media, y pusieron otros puntos en el centro del debate. Para ellos, los grandes problemas de este país son el matrimonio gay, el aborto, las teorías de Darwin y los condones. Los diarios y la TV pusieron estos temas sexuales en el centro de la discusión, y una mayoría asustada votó por el presidente.
La estrategia se ensaya otra vez, de forma sospechosamente mimética, en las elecciones peruanas del 2006. La última vez que estuve en Lima, un hombre famélico hurgaba en la basura en la puerta de mi casa, y todos los taxistas confesaban ser profesionales sin un puesto de trabajo. Hambre, miseria y desocupación son los problemas inmediatos. Podrían comenzar a resolverse si el Perú ejerciera una política honesta y nacionalista sobre sus riquezas minerales y energéticas como lo están haciendo ahora casi todos los países de la región. Jamás en la historia hubo tanta bonanza minera en el país. Jamás llegó a tan pocas manos. Sin embargo, la miseria y la desocupación ya no son problemas en el Perú, según nos informa un abrumador frente de millonarios. Para ellos, el taxista sin chamba y el recogedor de basura deben olvidar sus cuitas y elegir entre la democracia y el autoritarismo. Supuestamente el candidato de la "democracia" es el también candidato de los ricos, Alan García Pérez.
Esta coalición aparentemente está inspirada por los concesionarios extranjeros de las minas. La integran los propietarios de los medios, las cúpulas limeñas de los partidos, los voceros de la Bolsa de Valores, el propio arzobispo de Lima y un presidente que quiere superar su pequeña estatura de gobernante proclamándose adicto al whisky de etiqueta azul.
El intercambio amoroso entre los ricos y su candidato ha sido así. "Votaremos por ti –han pensado ellos– aunque sea tapándonos la nariz porque hueles mal" "No importa –ha respondido él–: Tengo mis principios, pero si a ustedes no les gustan, siempre tengo otros para cambiarlos."
Se equivocan. Cometen un error funesto y van a ser derrotados. Aunque tengan todos los diarios y la televisión, no conocen a los pobres ni saben hablar con la gente honesta. Tampoco saben amenazar a la gente valiente. Dicen que nosotros somos el voto escondido de Ollanta Humala. No tan escondido, digo yo. Somos los que vamos a votar por Ollanta Humala.
(*)Escritor peruano, profesor universitario en Oregon, EE.UU.
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VOTAREMOS POR HUMALA, Y NO ES UN VOTO ESCONDIDO
Eduardo González Viaña (*)
En los Estados Unidos, los dos problemas más feroces de hoy son la posibilidad de una bancarrota y la certeza de que todos los días muere gente en una guerra sin motivos. Si ese hubiera sido el tema a discutir en las últimas elecciones presidenciales, el señor Bush estaría hoy en su rancho de Texas bebiendo una cerveza melancólica.
Sin embargo, los ricos beneficiados por la exención de impuestos y un frente religioso fundamentalista manipularon la media, y pusieron otros puntos en el centro del debate. Para ellos, los grandes problemas de este país son el matrimonio gay, el aborto, las teorías de Darwin y los condones. Los diarios y la TV pusieron estos temas sexuales en el centro de la discusión, y una mayoría asustada votó por el presidente.
La estrategia se ensaya otra vez, de forma sospechosamente mimética, en las elecciones peruanas del 2006. La última vez que estuve en Lima, un hombre famélico hurgaba en la basura en la puerta de mi casa, y todos los taxistas confesaban ser profesionales sin un puesto de trabajo. Hambre, miseria y desocupación son los problemas inmediatos. Podrían comenzar a resolverse si el Perú ejerciera una política honesta y nacionalista sobre sus riquezas minerales y energéticas como lo están haciendo ahora casi todos los países de la región. Jamás en la historia hubo tanta bonanza minera en el país. Jamás llegó a tan pocas manos. Sin embargo, la miseria y la desocupación ya no son problemas en el Perú, según nos informa un abrumador frente de millonarios. Para ellos, el taxista sin chamba y el recogedor de basura deben olvidar sus cuitas y elegir entre la democracia y el autoritarismo. Supuestamente el candidato de la "democracia" es el también candidato de los ricos, Alan García Pérez.
Esta coalición aparentemente está inspirada por los concesionarios extranjeros de las minas. La integran los propietarios de los medios, las cúpulas limeñas de los partidos, los voceros de la Bolsa de Valores, el propio arzobispo de Lima y un presidente que quiere superar su pequeña estatura de gobernante proclamándose adicto al whisky de etiqueta azul.
El intercambio amoroso entre los ricos y su candidato ha sido así. "Votaremos por ti –han pensado ellos– aunque sea tapándonos la nariz porque hueles mal" "No importa –ha respondido él–: Tengo mis principios, pero si a ustedes no les gustan, siempre tengo otros para cambiarlos."
Se equivocan. Cometen un error funesto y van a ser derrotados. Aunque tengan todos los diarios y la televisión, no conocen a los pobres ni saben hablar con la gente honesta. Tampoco saben amenazar a la gente valiente. Dicen que nosotros somos el voto escondido de Ollanta Humala. No tan escondido, digo yo. Somos los que vamos a votar por Ollanta Humala.
(*)Escritor peruano, profesor universitario en Oregon, EE.UU.