Te conocí en un bazar

entre cuadros, y revistas, camisetas, discos y jeans

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jueves, julio 24, 2008

Influencias de la hermana

Hoy regresé a casa en bici de madrugada luego de beber, después de mucho tiempo, como antes. Tan dueña de la pista me sentía, tanta pericia era la mía que hasta contesté un par de mensajes de texto en el celular con la mano derecha mientras con la izquierda sostenía mi chueco timón.
Y me dieron ganas de postear algo después de mucho tiempo, a pesar de la cantidad de listas mentales de cosas posteables que he hecho en estos meses, y sobre todo a pesar de este artículo tan paja que me mandó mi hermana ayer.
Estaba muy de acuerdo en todo, pero sufría porque a diferencia del autor, todavía mantengo mi capacidad de leer textos largos en libros, pero no en la red. En realidad nunca he disfrutado mucho leer desde la pantalla, al menos cosas extensas, y seguir este artículo de principio a fin me costó. Pero valió la pena ser consecuente y llegar hasta la última línea mientras mi rabillo del ojo rogaba porque la barrita al lado de la pantalla bajara más rapidamente. Y luego Juan me contestó el envío de ese link, con este otro, quizá incluso mejor que el primero por la concisión y la inclusión de una cierta emotividad autobiográfica a la que como es sabido, pocas veces puedo resistirme.
En los últimos años he recuperado mi hábito de leer, olvidado durante mucho tiempo (de lo cual responsabilizo abiertamente a la facultad de artes de la católica) y el lado material del asunto es indesligable para mí del placer de la acción y de la asimilación de lo leído: desde los olores del papel hasta subrayar y anotar cosas a los lados de los párrafos que conecto con ideas que rondan mi cabeza en el momento en que elijo un libro determinado. Ordenar los libros o fotocopias de textos de acuerdo a las relaciones que establezco entre ellos me resulta mucho más atractivo que acumular direcciones en los "favoritos", a los que casi nunca vuelvo.
Pero desvarío a raíz del artículo en cuestión y porque el montar bicicleta por el malecón de madrugada me dio ganas de escribir en el blog sin saber realmente acerca de qué.
Recuerdo que la semana pasada pensé escribir algo acerca de Los Malditos Gatos de Lima, luego de verlos por primera vez en concierto. Me gustó que la vocalista sea una chica que no aparentaba a primera impresión la actitud que luego tendría en el escenario: desenfado total al empujar a su compañero guitarrista en su divertido pogo de a uno y al frotarse contra el suelo, pero sobre todo al tratar de cantar con su caja de cartón con huecos puesta en la cabeza. Se la quitaba y volvía a poner mientras tocaban una mezcla de Surfing bird con Demolición, que en vez de tatatatayayayaaaa decía "somos los gagagagagatoooos", con los que se ganaron mi incondicionalidad. Con esa y con otra potente y sencilla canción, una especie de grito de independencia de escueta rabia que coreaba algo así como "esta noche la pasaré bien y contigo no será".
El baterista era gordo y grande. El bajista flaco y alto, como sacado de alguna historieta de fanzine ochentero, con bandana en el cuello y una energía epiléctica de las necesarias para convencer cuando se toca "plagio punk". Así que un poco de muchos músicos se me venía a la cabeza mientras los oía, incluyendo a Daddy Yankee por su divertido cover de Rompe rompe rompe break it down(¿cómo no notamos antes el oculto sentido punk de la letra del boricua?), camuflado en la vibración crampsiana que tuvo la tocada en general para mí.
No recuerdo las otras cosas en mi lista de elegidos para revivir el blog con bombos y platillos, pero para terminar esta pequeña improvisación, tendría que aclarar que el dominio del pedaleo luego de la rica rubia, y el grado de placer no hubiera sido el mismo sin el acompañamiento musical de The trojan reggae sisters, y la arrulladora voz de Susan Cadogan en los audífonos.
Pero como no tengo sueño aún, romperé el estado de ensoñación en que me dejó la jamaiquina para caer en las garras del vicio que me contagió mi hermana hace unos días, el poderoso Dinky Smash. Aún me sorprendo de haber caído de este modo, no me pasaba así desde Mario World.

 
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